Mi Fausto - Diálogo del árbol
Paul Valéry“El personaje de Fausto y su espantoso compinche tienen derecho a cualquier reencarnación.
El acto genial de recogerles hechos unos títeres de la feria o de la leyenda, y llevarles, como por efecto de su propia temperatura, al más alto grado de existencia poética, parece que hubiera de prohibir para siempre a cualquier otro empresario de ficciones tomarles por sus nombres y obligarles a moverse y manifestarse en nuevas combinaciones de sucesos y palabras.
Mas nada demuestra la potencia de un creador con mayor certeza que la infidelidad o insumisión de su criatura. Cuanto más viva la ha hecho, más libre. Aun su rebelión enaltece a su autor: Dios lo sabe...
El creador de estos dos, de Fausto y del Otro, los engendró tales que vinieran a ser después de él instrumentos del espíritu universal: desbordan de lo que en su obra fueron. Él les dio antes «empleos» que papeles; los consagró para siempre a expresar ciertos extremos de lo humano y lo inhumano; y así, los desvinculó de cualquier aventura particular. De modo que me he atrevido a servirme de ellos.
Tantas cosas han cambiado en este mundo desde hace cien años, que bien podía uno dejarse seducir[…]